La CGT se mostró unida y prometió a Massa trabajar para la campaña del oficialismo

Sergio Massa y la CGT sellaron ayer una alianza signada por la mutua conveniencia: para el candidato será un instrumento clave de militancia en los lugares de trabajo así como de proyección territorial y labor de fiscalización en todo el país; para la central obrera se trata de un compromiso de protección al salario y de fortalecimiento de las obras sociales sindicales, dos ejes que el también ministro de Economía tiene entre sus deudas incumplidas. El juramento mutuo de fidelidad se concretó en un acto plagado de simbolismo peronista en la sede de la organización, ante su Consejo Directivo y en presencia de un inusual plenario de secretarios generales que incluso propició el reencuentro de Hugo y Pablo Moyano.
Estadio
La visita de Massa colmó el salón Felipe Vallese y fue el preludio de un acto comprometido por la CGT el 8 de agosto en el estadio Arena de Malvinas Argentinas, pautado como cierre de campaña a cielo abierto de Unión por la Patria. En la “mesa chica” de la central evaluaban la visita de ayer como el episodio de mayor volumen político en la campaña del oficialismo tras la nominación del tigrense como candidato de unidad. También se jactaban de haber instaurado el slogan de Massa como “candidato de los trabajadores”.
Las ausencias sindicales fueron pocas y justificadas en general por viajes o paritarias. Participó el grueso del Consejo Directivo y el triunvirato en pleno con Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano. El trío no había compartido escenario ni siquiera cuando la central conmemoró el Día del Trabajador el 2 de mayo en el estadio de Defensores de Belgrano. Junto a Massa arribaron al edificio de Azopardo 802 su compañero de fórmula, Agustín Rossi, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, jefe formal de la campaña del oficialismo, y Julián Domínguez, enlace de los candidatos con el sindicalismo.
Al hablar ante la concurrencia el propio Massa se juramentó como futuro “presidente de los trabajadores” y les prometió: “nunca me van a ver metido abajo de la mesa cuando haya problemas; nunca me van a ver empujando a los trabajadores fuera de la mesa de negociación”. También dijo confiar en que en su eventual administración se volverá al “50 y 50” en relación a la paridad alcanzada durante el gobierno de Cristina de Kirchner entre la participación del capital y el trabajo en la distribución de la renta.
El postulante admitió que en la gestión de Alberto Fernández, y en la propia como responsable de Economía, “los salarios no se recuperaron como tendrían que haberse recuperado” pero aseguró que ese proceso se obtendrá en caso de imponerse Unión por la Patria. En igual sentido se expresó respecto de las obras sociales, para las que prometió dar marcha atrás con “regulaciones que benefician a cuatro vivos y perjudican” a las prestadoras sindicales. No lo dijo explícitamente pero el mensaje fue dirigido a los gremialistas que administran obras sociales masivas y sufren la competencia de “sellos de goma” de sindicatos de menor porte que se asocian a grandes prepagas para absorber a trabajadores jóvenes con mejores salarios.
Sobre ambos compromisos Massa tiene más deudas que cumplimientos en los once meses y medio que lleva como ministro de Economía. El salario perdió de manera sistemática contra la inflación, al menos el mínimo, vital y móvil y buena parte del que negocian gremios y empresarios en paritarias, y los anuncios del Gobierno a favor de las obras sociales con supuestos desembolsos inminentes no pasaron de la declamación en los últimos meses. Pero incluso con ese panorama, y sobre todo con el contraste ofrecido por los candidatos de Juntos por el Cambio y por Javier Milei, a Massa le bastó para ser ayer una figura estelar para los dirigentes asociados a la CGT.
Discurso
El candidato les pidió a los dirigentes un despliegue militante en las empresas y los puestos de trabajo. Para eso dedicó buena parte de su discurso a remarcar la noción de “para atrás” asociada a la oposición en base a la gestión de gobierno de Cambiemos. Recordó que en aquella administración “llegaron a pagar Ganancias 2,7 millones de trabajadores contra menos de un millón en la actualidad”, mencionó el deterioro de los ingresos de los jubilados y puso énfasis, en base a la sede, en las “intervenciones de los gremios” como una metodología de aquella administración. “Dicen que el trabajo es un costo pero no un instrumento de transformación para la vida”, añadió.
Antes, Rossi exploró la misma línea al señalar que “nunca como ahora la derecha dijo lo que iba a hacer si ganaba” y enumeró como amenazas las eventuales eliminaciones de las indemnizaciones, las vacaciones y el aguinaldo. Y agregó: “O defendemos los derechos de los trabajadores con los votos o los defendemos en las calles, como en Jujuy”.
El acto contó con la apertura de Daer, quien ofició de anfitrión de la fórmula y les aseguró a los postulantes: “queremos que ustedes dos conformen la fórmula que represente a los trabajadores de la República Argentina”. “Desde la CGT trabajamos muchísimo por la unidad del movimiento obrero y la unidad política de todo el campo popular” apuntó el gremialista, quien el fin de semana había admitido una pésima cosecha de candidatos de esa extracción en las listas para el Congreso pero con la salvedad: “pusimos la fórmula presidencial”.
La CGT montó un acto en la puerta de su sede con la participación de varios centenares de afiliados de gremios. También debió organizar un mecanismo de acreditación de dirigentes y periodistas que completaron las instalaciones como hacía años que no sucedía. El antecedente más cercano fue la recepción a Alberto Fernández recién triunfado en las elecciones presidenciales en noviembre de 2019.